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Torre de Babel Ediciones

Wittgenstein – Filosofía Contemporánea – Criterio Empirista del Significado

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Ludwig Wittgenstein

(1889 – 1951)

HISTORIA DE LA FILOSOFÍA – VOCABULARIO FILOSÓFICO

WITTGENSTEIN

EjerciciosResumen mínimo de su pensamiento

Conceptos fundamentales explicados

Criterio empirista de significado

Criterio utilizado por los filósofos neopositivistas para decidir si una proposición tienen sentido o carece de él. Para estos filósofos una proposición tiene sentido si de ella cabe presentar una verificación empírica.

El neopositivismo es una forma sofisticada del empirismo de Hume. En este autor encontramos ya, aunque de un modo rudimentario, lo que después, en nuestro siglo, los neopositivistas llamarán «criterio empirista de significado». Recordamos que Hume nos presenta un procedimiento para evaluar nuestras ideas: si descansan en una impresión son legítimas, en caso contrario serán fantasías carentes de fundamento. La forma más burda, aunque no incorrecta, de presentar este procedimiento es indicar que para Hume sólo se puede conocer lo que se puede percibir, tesis que resume la doctrina fundamental del empirismo. También debemos recordar que Hume consideró adecuado este procedimiento para la comprobación de los conocimientos o supuestos conocimientos que se refieren a las cosas del mundo, a la realidad, pero no para aquellos otros que, sencillamente, tratan de nuestras ideas y de las relaciones entre ellas, cuya legitimidad se decide por su fidelidad a los principios de la lógica. Así, desde este punto de vista, tanto las ciencias que se refieren a cuestiones de hecho (por lo tanto verificables empíricamente), como las ciencias que se refieren a las relaciones entre ideas, son legítimas. No ocurre lo mismo con las tesis de la filosofía tradicional, que ni se refieren a cantidades o ideas ni a hechos.

El neopositivismo depura estas tesis humeanas expresando con precisión lo que este autor parecía sólo sugerir. Para Hume solo se puede conocer lo que se puede percibir, para los neopositivistas sólo se puede conocer lo que se puede percibir, y, además, y ésta sería la novedad, aunque ya apuntada por Hume en algunos textos, sólo tienen sentido aquellas proposiciones que se refieren a cosas que se puedan percibir. El criterio empirista del significado quiere ofrecernos reglas para comprobar si nuestras proposiciones tienen sentido o son insensateces, sinsentidos.

Una proposición tiene sentido si cae en alguno de estos dos grupos:

a) es una proposición analítica o tautológica;

b) es capaz de ser confirmada por la experiencia.

En el primer grupo se incluyen proposiciones del tipo «el triángulo tiene tres ángulos» y todas las proposiciones de la matemática y la lógica; en este punto es preciso tener cuidado pues aunque para el conjunto de filósofos incluidos en el neopositivismo tienen sentido, para Wittgenstein no es así: las proposiciones de la lógica y la matemática no son sinsentidos (unsinnig) pero carecen de sentido (sinnlos), («Tractatus», 4.461-4.4611).

En el segundo grupo se incluyen todas las proposiciones que se refieren a hechos, tanto las del conocimiento de la vida cotidiana («las fresas de Aranjuez son de las mejores de España») como las que se incluyen en las ciencias naturales.

Si aceptamos este criterio de significado, la consecuencia es que gran parte de las proposiciones que encontramos en la filosofía tradicional no son correctas; pero es importante destacar la radicalidad de esta crítica a la filosofía tradicional: no se declara que la filosofía tradicional sea falsa sino absurda. Para que un enunciado sea falso tiene que tener sentido, sólo de las proposiciones con sentido cabe decir que son falsas o verdaderas: si digo «mi mechero está encima de la mesa» esta oración es falsa pues no está encima de la mesa, pero no es absurda. Si digo «mi mechero está encima del número pi» esta frase no es falsa, es absurda.  Decir de una oración que es absurda es más grave que decir que es falsa puesto que cuando es sólo meramente falsa se indica también que lo descrito en la proposición es posible, que de hecho no se da pero es pensable que se dé: de hecho mi mechero no está encima de la mesa, pero puede estar encima de la mesa; sin embargo, el mechero no está ahora encima del número pi pero no puede estarlo jamás.

¿Cómo sabemos si una proposición tiene o no sentido? Los neopositivistas creyeron que ello se decide por la posibilidad de su comprobación: si podemos verificar o comprobar lo que dice la proposición, entonces dicha proposición tiene sentido, en caso contrario no lo tiene. Conviene también fijarse en que la comprobación que ellos aceptan es una comprobación empírica, pues podríamos aceptar que una oración tiene sentido si se la puede verificar y, a la vez, creer que existen otros modos de verificación distintos al propuesto por positivismo lógico (por ejemplo, si creyésemos en la telepatía o en tipos peculiares de intuición, incluso en la intuición mística) lo que nos llevaría a aceptar proposiciones que el neopositivismo de ningún modo estaría dispuesto a compartir.

Ver criterio de verificación (o de verificabilidad).

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